El funcionamiento de los paneles solares se basa en el efecto fotovoltaico, el cual se produce cuando a través de materiales semiconductores se incide en la radiación solar llegando a producir electricidad. Cuando se expone un panel a los rayos del sol, los diferentes contenidos que hay en la luz transmiten su energía a los aparatos a los que están conectados. También hay otros aparatos, como las calculadoras, que tienen unas pequeñas placas que parecen espejos. Eso son pequeños paneles solares gracias a los cuales funcionan sin necesidad de batería.
Tienen células fotovoltaicas, que son los módulos más pequeños de material semiconductor con unión P-N y que también tienen capacidad para producir energía. Estas células se combinan de muchas formas, dependiendo tanto del voltaje como de la potencia que se quiera conseguir. Además, un conjunto de estas células se une para formar un panel fotovoltaico que consigue el recubrimiento necesario para protegerse de los agentes atmosféricos.
Están constituidos principalmente con lingotes cristalinos, que son cortados en finos discos, que se pulen para eliminar posibles daños causados por el corte. Para protegerlos de cualquier daño que puedan recibir en la superficie frontal a causa de la radiación o por el manejo, se les pone una cubierta y se cimenta sobre un sustrato, el cual debe ser un conductor térmico, ya que las celdas se calientan cuando absorben la energía que no se convierte en electricidad. El calentamiento de estas celdas reduce la eficacia así que es conveniente minimizarlo para que no pierda efectividad y pueda proporcionar la energía necesaria.
El precio de los paneles solares suele ser de cinco euros por vatio, aunque suele variar mucho ya que debido al aumento de la producción y de la demanda, los precios bajan constantemente.