Desde hace más de seis años, bajo las orientaciones de la directiva de Eficiencia Energética en Edificios de la Unión Europea, el Código Técnico de Edificación de nuestro país incide en la necesidad de incorporar la energía solar térmica y fotovoltaica para calentar el agua sanitaria de los grandes centros consumidores, como por ejemplo los hoteles, los hospitales, las oficinas y los centros comerciales. El objetivo principal de esta medida es alcanzar una mayor eficiencia energética, aunque ésta no configura a día de hoy la única propuesta alternativa para consumir una energía renovable y responsable. Los avances tecnológicos que rodean a este tipo de industria sostenible han permitido que, en la actualidad, también sea posible la instalación de sistemas que produzcan la electricidad, el calor o el frío propio de un aire acondicionado solar.
A diferencia de los captadores planos utilizados para el calentamiento del agua sanitaria, cuyos paneles solares suelen ser mucho más efectivos en verano alcanzando temperaturas máximas de 85º centígrados, en la disposición de instalaciones para fines climatizadores es fundamental contar con paneles solares de tubos de vacío. Su principal ventaja, además de convertirse en un gran factor de ahorro en los procesos derivados de la calefacción y del aire acondicionado, es que este sistema puede adquirir temperaturas de hasta 120º centígrados. No obstante, gracias al carácter permeable que se adopta con el uso de nuevos métodos, también los colectores solares que a día de hoy suelen utilizarse para generar una climatización sostenible disponen de distintas temperaturas de activación. Entre ellas destacan tecnologías tan dominantes como la absorción, la adsorción o el sistema desecante, cuya puesta en marcha se produce entre los 50º y los 150º centígrados.
Para poder utilizar el calor del Sol y convertirlo paulatinamente en aire frío se aprovecha una técnica que también se emplea en la refrigeración de nuestras neveras o de nuestros congeladores. La tecnología de absorción, conocida como la técnica de compresión térmica, utiliza la fuente de energía para transportar el calor de una zona fría a otra más caliente. Este tipo de sistemas, además de incorporar elementos básicos como el aparato de aire acondicionado, el colector solar, el acumulador o el sistema de control central, también utilizan unidades de absorción de amoníaco o bromuro de litio como retentivos del líquido. El agua, que se utiliza como refrigerante, se separa del absorbente mediante el cambio de estado, que conduce al enfriamiento o a la calefacción de la sala en la que nos encontramos.