En algunos países como Japón o Suecia, se utiliza la nieve para conseguir aire acondicionado y de esa manera ahorrar dinero y reducir tanto el gasto eléctrico como las emisiones de CO2. Este sistema está ya implementado en parques, aeropuertos, hospitales o grandes almacenes, donde sus responsables almacenan la nieve para utilizarla en los meses más cálidos ya convertida en frío y agua derretida y que genera aire acondicionado.
Este sistema consiste en retirar la nieve de almacenes o naves industriales recubiertas de aislamiento térmico durante el invierno para aprovechar su baja temperatura en verano, normalmente entre cero y cuatro grados centígrados. Así, se puede convertir en una gigantesca nevera donde poder conservar todo tipo de productos alimentarios y ubicarla en lugares como hospitales, viviendas, oficinas u hoteles. El sistema filtra y canaliza el aire frío que emana de la superficie de la nieve y del agua fresca al derretirse.
Actualmente, más de un centenar de lugares utilizan esta tecnología para aprovechar la energía de la nieve, principalmente colegios y hospitales, aunque también está comenzando a implantarse en aeropuertos y parques, donde se espera un ahorro de unas 2.100 toneladas de CO2 anualmente. Las nuevas tecnologías podría ser el nuevo sector en verse beneficiado por este sistema, ya que se ha creado un grupo de investigación para poder construir un centro de procesamiento de datos que incluya refrigeración con nieve para destinar casi la mitad de la energía total que consumen en evitar su recalentamiento.
En Suecia lo utilizan también principalmente en el Hospital de Sundsvall, donde su sistema de aire acondicionado funciona en verano gracias al almacenamiento de 60.000 metros cúbicos de nieve durante el invierno. En este caso se utiliza una combinación de nieve artificial y natural. Su creador espera poder implantarlo próximamente en más lugares del país después de ver el excelente rendimiento que ofrece el que tiene instalado.